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Política

“No más cultura mafiosa”, iniciativa del representante Juan Sebastián Gómez

La memoria de un país no debe construirse sobre figuras que representan sus heridas más profundas. No Más Cultura Mafiosa, es una iniciativa que busca restringir la comercialización, distribución y uso de símbolos cuyo objetivo sea la glorificación o exaltación de personas condenadas por delitos de acuerdo al código penal, especialmente aquellos vinculados al narcotráfico, corrupción, lesa humanidad o violación, aseguró el representante a la Cámara del Nuevo Liberalismo, Juan Sebastián Gómez.

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No es una prohibición más: es un llamado a reflexionar sobre quiénes somos como sociedad y qué valores queremos transmitir a las generaciones que vienen, indicó.

Manifestó que, durante décadas, Colombia ha sido testigo de la exaltación de personajes asociados al narcotráfico, cuyas acciones violentas dejaron cicatrices imborrables en miles de familias.

Enfatizó el represtante del Nuevo Liberalismo que el objetivo principal de esta propuesta es darles voz a las víctimas, quienes han sido revictimizadas al ver cómo sus verdugos son celebrados en camisetas, souvenirs y programas televisivos. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de honrar su dolor y evitar que la historia sea distorsionada y banalizada a través de la comercialización de esa violencia.

La venta de productos que homenajean a figuras como Pablo Escobar y Popeye no es simplemente una cuestión de mal gusto; estas prácticas perpetúan una narrativa peligrosa que normaliza el crimen y la violencia. El propósito de restringir estos productos no es borrar la historia, sino resignificarla. Colombia debe recordar esos capítulos oscuros desde una postura crítica, consciente de las repercusiones para nuestra memoria colectiva y el respeto hacia las víctimas. Nuestra identidad no puede girar en torno a personas condenadas por narcotráfico, corrupción o cualquier otro delito que en un futuro pueda perpetuar la violencia, puntualizó.

Además, es fundamental que ubiquemos a las víctimas en el centro de esta conversación. No podemos seguir ignorando el dolor de quienes de manera directa o indirecta han sufrido los estragos del narcotráfico y la violencia, agregó.

Es entendible que ciertos sectores, en especial los relacionados con el turismo y la venta de recuerdos, manifiesten inquietud por las posibles repercusiones económicas de esta ley; sin embargo, la propuesta ofrece alternativas para que pequeños y medianos empresarios puedan reinventar su comercio, promoviendo una identidad cultural que resalte lo mejor de nuestra historia y diversidad…  El verdadero reto está en transformar la historia para que estas actividades celebren la riqueza cultural de Colombia. Una tierra de deportistas que conquistan escenarios mundiales, de una gastronomía diversa que refleja nuestras raíces, de artistas que elevan nuestra cultura, y de paisajes que quitan el aliento, aseveró Gómez.

Este proyecto también nos invita a reflexionar sobre el papel que juega la cultura en la transformación de las sociedades. En países como Alemania o Italia, donde los debates sobre la memoria histórica han sido fundamentales para su reconstrucción, la exaltación de figuras vinculadas con el fascismo o el nazismo está estrictamente prohibida. Del mismo modo, el proyecto no elimina por completo el derecho a expresar opiniones sobre el narcotráfico u otros delitos, sino que limita aquellas manifestaciones que explícitamente lo glorifican o lo promueven como una actividad aceptable… Colombia, aún pendiente de este debate, debe reconocer la importancia de resignificar su historia para que las futuras generaciones comprendan el impacto destructivo de esos personajes y sus épocas, explicó.

El proyecto de ley No Más Cultura Mafiosa no es solo una normativa que busca regular el comercio, es una declaración sobre los valores que queremos construir como sociedad, sobre el tipo de país que deseamos ser y un llamado a la acción para trabajar juntos con el fin de construir una narrativa que dignifique a las víctimas y promueva una cultura de paz y reconciliación. Es momento de avanzar hacia una sociedad donde el respeto, la memoria, la verdad y el arte sean los pilares de nuestra identidad colectiva, concluyó el representante Juan Sebastián Gómez

 

 

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